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SANTORAL-ONOMÁSTICA Santos del día 10 de Agosto Lorenzo, Diosdado, Paula.

ETICA, FE Y RELIGION - SANTORAL 10 de agosto de 2022 Redactor Jefe Redactor Jefe

SANTORAL-ONOMÁSTICA

Santos del día 10 de Agosto

Lorenzo, Diosdado, Paula.

 
LORENZO

Su forma latina es Laurentius, un derivado de laurus, que significa "laurel", la planta que simbolizaba la gloria y la inmortalidad. Por eso se coronaba a los vencedores (tanto militares, como deportivos, como literarios) con la corona de laurel. Derivado de laurus se formó el nombre de Laurentum, antigua ciudad del Lacio. Al habitante de esta ciudad se le llamaba Laurens o Laurentus. De este gentilicio se formó el nombre propio Laurentius, que traducimos como Lorenzo.

Este nombre nos habla del laurel y de todo lo que con esta planta sagrada se simboliza: la inspiración, la buena fortuna, la gloria, la victoria. En la Edad Media se empleaba el laurel en las universidades para coronar a los poetas, a los artistas y a los sabios. Y en el deporte se ha usado siempre para coronar a los vencedores. El nombre de Lorenzo se ha llevado mucho en España. El gran san Lorenzo del siglo III, el que murió en las parrillas, fue español sin ninguna duda. Este es un nombre muy popular. Nos recuerda su popularidad la canción esa que dice: "El sol se llama Lorenzo y la luna Catalina..."

San Lorenzo nació muy probablemente en Huesca. Conocemos el nombre de sus padres: Orencio y Paciencia. Sabemos que sustituyó a Sixto como primer diácono (servidor de los pobres) cuando éste fue elegido papa. Sabemos también que sufrió el martirio tres años más tarde que éste. Cuentan sus hagiógrafos que el emperador Valeriano le exigió a Lorenzo que entregara los bienes de la Iglesia, pues él era el que los administraba en el socorro de los pobres. Ante la insistencia del emperador para que ejecutara sus órdenes, le pidió tres días para poder recogerlos. Reunió Lorenzo en estos tres días a todos los pobres, viudas y huérfanos a los que la Iglesia socorría, y con ellos se presentó a Valeriano y le dijo: "He aquí todas las riquezas de la Iglesia; a su servicio están todos los bienes que la caridad de los ciudadanos de Roma pone en nuestras manos." Se sintió afrentado el emperador por este gesto de Lorenzo, por lo que mandó quemarlo en unas parrillas. Cuenta la tradición que sufrió con una gran serenidad tan cruel martirio, de manera que cuando estuvo bien quemado de un lado, dijo a sus verdugos: "ya podéis darme la vuelta, que de este lado ya estoy asado." Se cree que esto ocurría el 10 de agosto del 258, 259 o 260. Esta es la fecha en que los Lorenzos suelen celebrar su onomástica, aunque pasan de la decena los santos de este nombre. Italia y España son los países en que más ha florecido el culto al santo. En Roma tiene dedicadas nueve iglesias. En España las catedrales de Huesca y de Burgos y el monasterio de San Lorenzo de El Escorial erigido por Felipe II para conmemorar la victoria de San Quintín. También la iconografía es abundantísima. Fra Angélico, Ribera, Zurbarán, Memling, Andrés de la Robbia, Bernini y otros han representado al santo en sus lienzos o en sus esculturas.

Estamos ante un nombre importante de verdad. Está emparentado con los laureles y con la inspiración; es también el nombre del Sol, que no es poco. Tiene un santo patrón valiente, generoso e ingenioso. Y ha gozado de un culto cuya obra cumbre es el monasterio de El Escorial, nada menos que la octava maravilla. ¡Felicidades!

MAR

Es difícil decir más en menos letras. Con ellas se forma un gran nombre de mujer: inmenso, profundo, navegable. ¡Un nombre navegable! Fascinante. La mar, para los que la aman, tiene nombre de mujer. Y la mujer amada tiene nombre de Mar. A más de una le da vértigo tanto nombre y lo suaviza anteponiéndole el nombre de María. María del Mar. En este nombre se tempera la bravura y la grandeza del mar con la suavidad del nombre de María. Cada nombre tiene su grandeza y su belleza. Éste la tiene a mares. Viene del latín mare, maris. Su raíz continúa invariable. Curiosamente su plural es Maria (que no se lee María, sino Mária).

Santa María del Mar es una de las advocaciones más antiguas de la Virgen. No está relacionada con ninguna aparición, sino con la necesidad que sienten los marinos y sus familias que quedan en tierra, de contar con la más alta protección en el cielo. Stella Maris, Estrella del Mar, llaman a la Virgen marinera desde antiguo. La inigualable iglesia gótica de santa María del Mar en Barcelona es la más exquisita muestra del culto que desde la Edad Media se rinde a la Virgen bajo esta advocación. Es una de las joyas del gótico. Celebran su onomástica las que lucen este precioso nombre el 15 de agosto, fiesta grande de todas las que de una u otra forma llevan el nombre de María; en Granada se celebra Nuestra Señora del Mar el sábado contiguo al último domingo de septiembre; y en otras poblaciones el 15 de septiembre.

En la mitología griega la Mar estaba personificada en Talasa, madre de Venus (en El nacimiento de Venus, de Botticelli, vemos nacer a la diosa de las olas del mar). El animal mítico que simboliza la mar, es el delfín. En la mitología de los parsis se llama Mar al ángel de los astros, y también al Sol se le da el nombre de Mar. El mar y la mar forman parte de nuestras vidas y ha empapado nuestro lenguaje como las olas empapan las arenas de la playa. Hablar de la mar, empeñarse en meter la mar en un pozo, Estar la mar muy alta, Romperse el mar, Subir la mar, Arar el mar, Arrojarse a la mar, Agitarse el mar, Haber mar de fondo, Mar tendida, Mar en lecho, Mar de delicias, Estar hecha un mar de lágrimas... son metáforas marinas que usamos para describir nuestras conductas y nuestros estados de ánimo. Y por el mismo camino van los refranes: Do va la mar, vayan las arenas, y este otro: La mar que se parte, arroyos se hace.

Ciertamente la mujer ha tomado posesión de todas las bellezas de la tierra para que le sirvieran de nombre. No era pensable que dejase olvidada la mar, con su enorme poder de evocación. Decir Mar es pensar en hacerse a la mar y navegar por sus inmensidades. Ojos navegables, corazón navegable. Es asomarse a horizontes que se curvan tocando el cielo. Mar es riego, es aventura, es riqueza, es fascinación, es abismo, es inmensidad. Es un mundo por el que podemos simplemente pasar, o en el que si somos valientes podemos sumergirnos y gozar de bellezas inimaginables. Siempre es el mismo, pero ofreciendo a cada hora un nuevo rasgo de su inagotable belleza. Es un nombre tan inmenso como el mar. ¡Felicidades!


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