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SANTORAL-ONOMÁSTICA Santos del día 17 de Agosto Clara, Beatriz, Jacinto, Isaac.

ETICA, FE Y RELIGION - SANTORAL 17 de agosto de 2022 N3M3S1S N3M3S1S

SANTORAL-ONOMÁSTICA

Santos del día 17 de Agosto

Clara, Beatriz, Jacinto, Isaac.

 
JACINTO

Es el nombre de una flor a la que por su belleza los griegos le tejieron una hermosa leyenda. Su nombre original es uakinqoV (hyákinzos). Probablemente arranca la leyenda del propio nombre de la flor. Una etimología popular tan antigua como las mitologías, explica que la palabra está formada por anqoV (ánzos), que significa flor más la exclamación "ay" o "ya", que además dicen que está escrita en la flor. Dice la leyenda que Jacinto era un héroe laconio, hijo de Amiclas y Diomedes (según otros, de Ébalo y de la musa Clío). El dios Apolo se enamoró del bellísimo Jacinto. Un día, jugando ambos a lanzar el disco, Apolo hirió al joven involuntariamente. El dios, no estando dispuesto a verle morir, le concedió la inmortalidad convirtiéndolo en flor (este mito se interpretó para adoctrinar sobre lo peligroso que es el ardor del sol -Apolo- para las plantas jóvenes). Es una flor ornamental muy apreciada, de color azul, blanco o rosa (se han obtenido más de dos mil variedades distintas). Los griegos la consagraron a Deméter, la diosa madre. En consonancia con la leyenda de la flor, los griegos dieron también el nombre de jacinto a una piedra preciosa muy estimada. La variedad jacinto de Compostela es de cuarzo cristalizado, de color rojo sangre, en línea con el mito.

San Jacinto de Polonia nació en Breslau en 1185. Hijo del conde Eustaquio de Korski, de la alta nobleza polaca, recibió la formación eclesiástica que solía darse a los nobles. Coincidió en Roma con santo Domingo de Guzmán y vistió el hábito de la orden de Predicadores. Se entregó a la evangelización de Cracovia, que fue el centro logístico de su predicación y donde fundó el gran convento de La Trinidad. De allí mandó monjes a Bohemia, donde gozaron de la protección del obispo de Praga. Fundó también conventos de la orden en Sandomir, población fronteriza, desde la que ejerció un fecundo apostolado entre los tártaros. Se instaló también en Ploskow, en Moravia, extendiendo su predicación por toda Polonia. No sólo era su elocuencia, sino también los milagros que Dios hacía por su intercesión, lo que multiplicó sus éxitos evangelizadores. Prosiguió su obra fundando conventos en Prusia, en Suecia, en Noruega y en Dinamarca, fundando la provincia misionera de Dacia. Siguió hacia la Rusia Superior; llegó al mar Negro y fundó el convento de Kiev. Continuó hacia Siberia, el Turquestán y China. Por todos los lugares que pasó, fundó conventos y comunidades cristianas. Luego hizo el viaje de vuelta a Polonia, donde aún continuó predicando algunos años hasta su muerte, que tuvo lugar el 15 de agosto de 1257. San Jacinto fue el santo nacional polaco por excelencia. Se le considera un santo milagrero y a él se han encomendado los polacos en todas las situaciones de apuro. Fue canonizado el 10 de abril de 1594 por Clemente VIII. Fue una fiesta de exaltación nacional.

Otros 15 santos con este nombre venera la Iglesia; pero es el santo polaco el que prefieren los Jacintos para celebrar su onomástica, el 17 de agosto. Un personaje increíble, que consiguió todo lo que se propuso. Entre el santo patrón, el personaje del mito, la flor y la piedra preciosa, los Jacintos tienen unos anclajes maravillosos para obtener de su nombre fuerza y belleza, toda la que quieran. ¡Felicidades!

ISAAC

"Alegría" es el significado de este nombre, grande entre los grandes. Tres son los patriarcas, es decir los fundadores del pueblo de Israel: Abraham, Isaac y Jacob. Isaac en medio, como hijo de Abraham y padre de Jacob. Emprendieron entre los tres la obra ingente de fundar el pueblo de Israel, que significó tanto como fundar otra humanidad, rediseñar al hombre. El sacrificio de Isaac es el punto de inflexión del nuevo rumbo de la humanidad. Se trataba de cambiar de dioses. Los dioses de las tierras por las que iban y venían con sus enormes rebaños y con su abundante servidumbre estos pastores andariegos, eran todos sanguinarios: exigían frecuentes sacrificios humanos; estaban instalados en el canibalismo. Abraham, Isaac y Jacob entendieron que comerse unos a otros y tener unos dioses que se empeñaban en perpetuar esa barbarie, no les llevaría a ningún sitio. Necesitaban por tanto un Dios distinto sobre el que cimentar una nueva manera de ser hombre; la batalla definitiva se libró sobre Isaac.

El sacrificio de Isaac, frustrado, marca el gran salto adelante de la humanidad: "Y sucedió que Dios quiso poner a prueba a Abraham y le dijo: 'toma a tu hijo único Isaac, al que tanto amas, y ofrécemelo como ofrenda quemada (holocausto) sobre una de las montañas que yo te señalaré'... Tomó Abraham la leña y la cargó sobre su hijo, y él tomó el fuego y el cuchillo de degüello e iniciaron la subida al monte; y extrañado Isaac de que iban tan bien preparados para el sacrificio, pero sin la víctima, le preguntó a su padre, y éste respondió: 'Dios proveerá'. Llegados al lugar del sacrificio, Abraham construyó un altar, aderezó sobre él la leña, ató a su hijo de pies y manos, y lo puso encima. Cuando estaba a punto de dejar caer el cuchillo sobre su hijo, el ángel del Señor le dijo: 'no le hagas nada a tu hijo, ahora sé que me eres fiel'. Y girando la vista, vio allí un carnero prendido por los cuernos en un matorral; y tomándolo, lo ofreció en holocausto". Este es el relato abreviado del sacrificio de Isaac. No importa si la decisión de acabar con los sacrificios humanos la tomó Dios, o fue Abraham quien se plantó y dijo que ya estaba bien de tanta barbarie; el caso es que en este episodio bíblico se escenifica la proscripción de los sacrificios humanos, tan naturales entonces, tan a la orden del día, que ni se le ocurrió protestar a Abraham. Isaac creció y tuvo dos hijos: Esaú, que era el mayor y tenía el derecho de primogenitura, es decir de ser el sucesor de su padre; y el menor, que sera Jacob (llamado Israel después de haber luchado con Dios). Pero como este último era el favorito de su madre, acabó siendo el tronco principal de la estirpe de Abraham. Entre medio, la venta de la primogenitura por parte de Esaú a Jacob por un plato de lentejas. Engañaron a su padre para que celebrase el ritual solemne de la bendición con el hermano menor.

Los Isaac celebran su onomástica el 17 de agosto. Motivos tienen para celebrarla con júbilo. Llevan en su nombre la alegría que éste significa; la riqueza, la buena estrella, la prosperidad y la habilidad que caracterizaron al gran patriarca. Y sobre todo hay la escenificación del fin de la barbarie, el cerrojazo definitivo a los sacrificios humanos, y el principio de una nueva humanidad. ¡Felicidades, Isaac!


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